miércoles, 24 de diciembre de 2008

Noche Buena...

Tenemos un corazón humano, con más vicios que virtudes.

Lo bien hecho nunca será suficiente, porque en contra siempre tendremos lo mal hecho y sobre todo, lo que dejamos de hacer. Son nuestras faltas de pensamiento, palabra, obra y omisión que decimos confesar en el yo pecador de la Misa dominical.

En un juicio justo, el saldo sería negativo. Seríamos condenados por no aprovechar los talentos que se nos dieron.

El panorama parece desalentador. Nosotros solos no nos bastamos para lograr la salvación de nuestra alma.

Para nuestra fortuna, tenemos un Padre Dios, que además de justo es misericordioso. Por su misericordia y amor infinito, nos entregó a su Hijo único, para que nos ayude con la tarea que se nos encomendó.

Ya no estamos solos. Ya hay esperanza. Ya podemos salvarnos.

Solo hay una condición. Se nos pide que aceptemos al Salvador. Porque respetando nuestra libertad, nadie puede ganar la vida eterna sin su propia voluntad.

Que crezca nuestro entendimiento y se fortalezca nuestra voluntad, para que sin reservas, seamos capaces de recibir a ese niño Dios, que se nos da, para que nos guíe... Porque es el Camino, la Verdad y la Vida.

Hoy es Noche Buena, y mañana es Navidad... Y todos los días son mañana.

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