domingo, 11 de enero de 2009

Correr sin rumbo

Recordábamos, en otro espacio, la historia del elefante de circo que no era capaz de liberarse, a pesar de que solamente estaba amarrado con una cadena atada a una estaca clavada en el suelo, porque se había acostumbrado a vivir así.

El elefantito bebé no tenía la fuerza necesaria para desprenderse de la cadena que lo amarraba. Creció creyendo que no era capaz de liberarse y dejó de intentarlo.

Hace unas semanas, hubo una elefanta de circo que se decidió a ser libre. (Nota en El Universal).

Hildra, la elefanta de nuestra historia, se dio cuenta que ya había crecido, que ya tenía la fuerza necesaria para escaparse y procedió en consecuencia. Hildra se convirtió en la heroína de los elefantes. Había sido capaz de romper el mito. En un acto audaz, conquistó la libertad.

Una vez emancipada, se agarró a trotar sin rumbo. Corrió, corrió y corrió hasta que fue a chocar con un autobús de pasajeros. Hildra ganó su libertad, ¡para morir atropellada por un camión!

Sirva la historia de Hildra para recordar que la libertad, sin responsabilidad y rumbo, nos lleva al matadero.


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